Días de té en la
terraza; de tardes cálidas, de cielos despejados y muy poco que hacer. Me
vine a España a terminar el último semestre de mi carrera y por esas vueltas de
la vida este viaje se convirtió en el término de una antigua búsqueda personal.
…No miento
cuando digo que en mi etapa de “aún más joven” pase años tratando de sentirme
identificada con algo, algo que me hiciera conectar con esa parte sensible que
todos tenemos; un algo que sin muchas palabras diera cuenta de quién soy o mejor
dicho, en quién trataba de convertirme.
Sigo una
carrera considerada uno de los artes más antiguos y de artista no tengo nada;
con suerte puedo pintar sin salirme de los bordes, aunque dibujando (muy
conceptualmente) me va un poco mejor… Probé usar la pintura para ver si esa era
mi herramienta de expresión y mi
manera de “encontrarme” pero la torpeza de mis manos mezcladas con el pincel no
dio muy buen resultado; probé con la escultura, la música y hasta con el
deporte pero nada me hacía sentir en mi lugar, en mi ambiente, en lo realmente
mío. De muy niña solía inventar historias y cuentos que brotaban como nada de
mi fantástica imaginación pero con el tiempo y otras distracciones mi amor por
la literatura fue quedando de lado y un
día dejé de inventar.
…Me pregunto:
Tenía que viajar miles de kilómetros para darme cuenta que eso que tanto busqué
yacía justo frente a mis ojos? O mejor dicho, justo frente a mis manos?... Más
claro no podía ser. Un día leyendo mi última adquisición literaria bajo los
primeros rayos de sol de una tarde de primavera descubrí que siempre estuvo
ahí; siempre estuvo en mí… y sometida
bajo el emocionante y exquisito lenguaje de la que ahora es mi autora favorita
comenzaron a surgir desde mi interior palabras en un lenguaje desconocido como
consecuencia de la delicia de ese maravilloso libro…
Mi mente necesitaba expresarse y solo vine a
encontrar consuelo en un humilde pedazo de papel donde di vida a miles de
emociones que sin saberlo tuve contenidas durante años…desde ese momento comprendí
que el lápiz se había convertido en mi pincel y la hoja en mi lienzo y descubrí
que escribir puede alcanzar la misma belleza que una obra de arte; que no solo
es un conjunto de palabras bien ordenadas, es la melodía del pensamiento
decantado; es la escultura de la mente y la sinfonía del corazón… Al fin estaba
dando término a mi búsqueda implacable, sin darme cuenta terminé donde había
comenzado y remontándome a mis gloriosos días de infancia volví a escribir. Finalmente encontré los que
tanto había buscado…Un poco de mí, Un
poco de Paz.
sube más columnas me encantan y me encanta que te haga feliz escribiiir :D son de lo mejor(L)
ResponderEliminarLuchin
Muchisimas gracias Luchin !!! Hoy martes se viene otra =) ..un abrazo grande!
ResponderEliminarLinda! Me encanta
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