Hace aproximadamente 4 años me compré un par de zapatos… no cualquier zapato!! … un par que desde que
los vi en el escaparate de la tienda supe que nunca encontraría un ejemplar
como aquellos. Fue algo así como love at
first sight, llamaron mi atención
desde el primer minuto y sin pensarlo demasiado me atreví y los uní a mi
colección de artículos imprescindibles…
Hace 3 años los perdí, busqué y
busqué pero no hubo caso fue como si se los hubiera tragado la tierra. Debo admitir
que los lloré por un par de días ya que la comodidad, felicidad y confianza que
me daban al caminar era inimaginable, bueno, más de alguna vez me causaron un dolor de cabeza ya que caminar sobre 8cms no es tarea fácil
para una principiante...
Como la persona optimista que soy,
mi trauma por la pérdida no duró mucho y al poco tiempo dejé mi luto y fui a la
casería de otros: altos, bajos, de piel, de charol, de cuero, peep toe, de
salón..uf !! Ese año me surtí de los más increíbles zapatos habidos y por
haber…pero en el fondo sabía que ninguno podría reemplazar a ese zapato extraviado. Un par de veces, a lo
lejos, pensé haberlos encontrado pero una vez cerca, ni parecidos eran, hasta
que un día caminando tranquilamente por la calle los vi en los horribles y
sudados pies de otra, que tragedia!!! Tan maravillosos zapatos y tan mal usados,
combinados y mal tratados, esto no podía ser, pero debo admitir que después de
todo no se le veían mal, entonces comprendí que el zapato no era taaan
maravillosos como yo los veía… era un par como todos, lindos, pero como todos… más
maravilloso era el show que yo hacía cuando llegaba el momento de ponerlos en
mis pies…y los olvidé.
Hoy, luego de 3 años, mientras
preparaba las cajas para la mudanza los he vuelto a encontrar…sucios, con polvo y dentro de un baúl que nunca supe que
existía. Yacían triste y abandonado, entonces volvieron a mi esos increíbles recuerdos y
días de gloría luciéndolos por las calles de Madrid (minuto de nostalgia) … No era la magia de los zapatos,
la magia estaba en mí… hoy los veo y
siguen con esa belleza escondida, pero lucen diferentes; me siguen gustando,
pero de otra manera; ya no son mi octava maravilla;
ya no son imprescindibles, pero creo que estoy dispuesta a darles felizmente una
segunda oportunidad esperando dejar a tras esa vieja ilusión del zapato
perfecto y quedándome con lo que de verdad importa en un calzado, la comodidad
que un día me brindaron…
Hoy los vuelvo a lucir, casi igual
que antes, con la misma confianza pero bajo un concepto distinto y creo…. creo
que si bien no me deslumbran, me gustan más que antes.
El que dijo que lo antiguo
nunca vuelve a estar de moda…se equivocó.
El que dijo que las segundas
partes nunca fueron buenas…estoy empezando a creer que si.
(Léase bajo libre interpretación personal).